Las máquinas expreso surgieron de la necesidad de preparar café, mucho café y rápido. En el siglo XIX las nuevas industrias y el transporte masivo de los ferrocarriles crearon la necesidad de grandes cantidades de obreros y viajantes.
La primera máquina de este tipo era una cafetera hidrostática, inventada por un francés en 1843. Podía preparar dos mil tazas de café por hora.
Los italianos fueron más allá y produjeron rápidas máquinas de filtro que eran un laberinto de caños y vapor. Podían preparar 1500 tazas por hora.
A pesar de que estas máquinas eran muy veloces, presentaban un problema: el café preparado estaba hirviendo y demasiado cocido. Achille Gaggia resolvió este problema con una de las primeras y más populares máquinas expreso, inventada en 1946. El café rápido era ahora también un buen café.
El agua del globo plateado se calienta y pasa al recipiente para mezcla en donde se prepara la infusión. Una vez que el quemador se apaga, el globo inferior se enfría y así el fuerte vacío resultante succiona la infusión ya filtrada hacia el globo, listo para servir. Es un proceso ruidoso y notable y su principio se utiliza aún hoy para fabricar café al vacio.
A pesar de que estas máquinas eran muy veloces, presentaban un problema: el café preparado estaba hirviendo y demasiado cocido. Achille Gaggia resolvió este problema con una de las primeras y más populares máquinas expreso, inventada en 1946. El café rápido era ahora también un buen café.
El agua del globo plateado se calienta y pasa al recipiente para mezcla en donde se prepara la infusión. Una vez que el quemador se apaga, el globo inferior se enfría y así el fuerte vacío resultante succiona la infusión ya filtrada hacia el globo, listo para servir. Es un proceso ruidoso y notable y su principio se utiliza aún hoy para fabricar café al vacio.
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