Sin embargo, el siglo siguiente sería testigo de una revolución en la manera en que se vendía y preparaba el café. En primer lugar apareció la tostadora de café de escala industrial, inventada por Jabez Burns al final de la Guerra Civil.
Luego, un tendero de Pittsburgh, comenzó a vender café tostado en paquetes de medio kilo. A pesar de la burla de la competencia, en poco tiempo el café pasó a venderse siempre como un producto empaquetado y de marca.
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