África le dio café al mundo. Crece salvaje aún hoy en día en la región central de África y especialmente en Etiopía, donde la gente todavía lo prepara y lo bebe en rituales sociales tradicionales.
El primer café no fue tostado, molido o tal vez ni siquiera era para beber. La gente simplemente masticaba las cerezas y granos verdes de los cafetos salvajes para obtener el efecto estimulante de la cafeína.
El café se convirtió en bebida en algún momento del siglo VI. Los habitantes de algunas partes de Etopía comenzaron a preparar un vino fermentado a partir de la pulpa de la fruta o cereza del cafeto. El nombre del café tiene su origen en este vino o Qahwah, en árabe.
En sus comienzos, el café se difundió por monasterios musulmanes y cristianos y a lo largo de las rutas comerciales árabes desde Etiopía y Sudán hasta Arabia.
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