La cafeticultura en nuestro país tiene
una importancia económica y social considerable que, según el Ingeniero Gabriel
Gómez, tiene sus cimientos a finales del siglo XVIII, cuando ya se habían
registrado las primeras exportaciones del grano provenientes de Córdoba. Debido
a la guerra de Independencia, el cultivo fue abandonado, retomándose hasta
1817.
Por su parte, Mariano García señala
que es hasta poco después del año 1820 que se tienen noticias del cultivo del
arbusto en la zona del Soconusco. Ya desde mediados del siglo XIX Don Matías
Romero vio que algunos de los factores que podían hacer redituable el cultivo
del café se encontraban en México: terreno y clima apropiado, cercanía con los
centros de exportación a fin de no recargar los costos con fletes innecesarios
y mano de obra barata en la época de cosecha. Don Matías Romero también impulsó
fuertemente el desarrollo de la economía cafetalera en general, especialmente
la inversión extranjera, así como la ampliación de la demanda de nuestro café
en Estados Unidos.
Durante el Porfiriato, el principal
estado productor fue Veracruz, siguiéndole Colima, Chiapas, Guerrero,
Michoacán, Morelos, Oaxaca y Tabasco. En la misma época el cultivo se extendió
a los estados de Jalisco, Tamaulipas, Durango, México, Nayarit, Sinaloa y Coahuila.
Actualmente el aromático se cultiva en doce estados de la República Mexicana,
que en orden de importancia son: Chiapas, Veracruz, Oaxaca, Puebla, Guerrero,
Hidalgo, San Luis Potosí, Nayarit, Jalisco, Tabasco, Colima y Querétaro. La
superficie con cafetos en el país representa 3.2% de la tierra sembrada, según
cifras del último Censo cafetalero realizado por el Instituto Mexicano del Café
(publicado y revisado en 1992 por el Consejo Mexicano del Café).
Las regiones cafetaleras se
concentran en cuatro zonas: las vertientes del Golfo de México y del Océano
Pacífico, la zona Centro-Norte y la del Soconusco en Chiapas, en el sureste
mexicano, que en conjunto abarcan 398 municipios en los 12 estados productores.
Desde el punto de vista
económico, entre 1985 y 1991 el café participó en promedio con el 2.6% del
valor total de las exportaciones y 36% del valor de las exportaciones
agrícolas, porcentaje que se reduce sensiblemente entre 1990 y 1993, debido a
los bajos niveles de precios prevalecientes en esos años. No obstante que el
repunte de precios posterior a 1994 incidió en una mayor participación de este
producto en el valor de las exportaciones, su importancia total ha declinado,
aunque sigue siendo el principal producto agrícola de exportación. Así, en 1997
se captaron 827 millones de dólares por su venta en los mercados
internacionales, lo que representa el 1.43% del PIB agropecuario, mientras que
en el año calendario 1996, México captó divisas por concepto de exportaciones
de café, del orden de los 795.5 millones de dólares, 85% del total se debió al
café verde sin descafeinar (676.7 millones), 67 millones por café verde
descafeinado y 30 millones por extractos, esencias y concentrados.
Según el último censo del
Inmecafé, de todas las ramas de producción, procesamiento y comercialización
del café dependen alrededor de tres millones de personas, ocupando más de
280,000 unidades agrícolas, de las cuales 92% es menor a cinco hectáreas y
aportan alrededor de 50% de la producción nacional. Por superficie cosechada,
el cafeto figura entre los principales cultivos del país ocupando el quinto
lugar después del maíz, frijol, sorgo y trigo.
Las especies del arbusto del
cafeto que se cultivan en el país son dos: 1) la arábiga, árabe o arábica y 2)
la robusta o canephora. Aproximadamente el 98% de los cafetos son variedades
arábigas como la Bourbón, Caturra, Maragogype (o Márago), Mundo Novo, Garnica y
Typica; siendo esta última la que predominaba en México hasta hace poco; sin
embargo, actualmente se le está reemplazando por variedades de porte bajo y
mayor producción como la Catimor y Catuai. Cada variedad posee diferencias de
calidad, volumen producido, rendimiento, resistencia a las plagas y a las
enfermedades, aroma, acidez, etc.
En el ciclo de producción
1995/96, el 85% del café que produjo México fue del tipo “lavado”, el 12%
“natural” y 3% de robustas. Se observa que aumentó la producción en los cafés
naturales (40% de incremento en 1995/96 respecto de 1994/95), el café robusta tuvo
un incremento del 26% y los lavados incrementaron su producción en 25% en el
mencionado periodo.
Por otra parte, el consumo
interno de café (hasta 1996) se estima en alrededor de 1,050,000 sacos (de 60
Kg.) de café, equivalente a 700 gramos per cápita al año. Dicho consumo es bajo
si se compara con el de Estados Unidos (3.72 Kg.), Francia (5.7 Kg.), Alemania
(8.5 Kg.) o Suecia (11 Kg.).
La posición de México como primer
productor en el grupo de los "otros suaves" y la importancia del
Tratado de Libre Comercio con nuestro principal socio comercial, que es al
mismo tiempo el primer consumidor de café del mundo, colocan a México en una
posición de relativa ventaja frente a los demás países, especialmente con
quienes compite de manera más cercana (Centroamérica y Colombia). Sin embargo, el
sector cafetalero también ha tenido numerosos problemas originados dentro y
fuera de las fronteras nacionales. Entre ellos, la caída de los precios
internacionales del grano, condiciones sociales adversas, la disminución en el
apoyo gubernamental a la cafeticultura, etc. Muchos de estos elementos serán
descritos en este apartado.
FUENTE: Revista Vinculado
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