Los poetas lo
han llamado “el néctar negro de los sueños blancos”. Como bebida o como grano,
el café siempre ha estado en los grandes acontecimientos de nuestra historia.
¡Saborea una rica taza!
El café es un producto de
mucho riesgo, de sumos cuidados, de buena suerte y de beneplácito de la naturaleza.
“El café puede ser un placer para quien lo toma, pero también una pesadilla
para quien lo cultiva, un inestable pero lucrativo negocio para quien lo
comercializa y una fuente de riqueza y poder para quien controla su
transformación...” dice un finquero, y dice bien.
Para obtener una taza
humeante de exquisito café, el cultivo tarda de 4 a 5 años en producir su
fruto. La cereza del café se corta de manera manual y una por una. Después se
lleva a “despulpar” en el “beneficiadero”; esto significa quitar la pulpa a la
cereza y todo rastro de la fermentación. Viene después el “secado”, que es
también sumamente importante en el proceso de obtención del café.
En México este último proceso
generalmente se lleva a cabo en asoleaderos que se extienden en los patios, un
proceso natural con el sol del día. El secado tarda de 4 a 5 días pero con
maquinaria éste se afecta en 30 horas. Así es como se llega al café de
“pergamino”, o de “almendra”, que es su capa protectora, donde se mantiene con
un 12% de humedad y se puede guardar seco durante semanas, meses o hasta un año
en el beneficiadero sin deterioro de su calidad.
Fuente: México desconocido
No hay comentarios:
Publicar un comentario